Se acostumbró al amor, a pasear por Montevideo los últimos días de febrero, a no tomar mate después de las seis de la tarde, a tomar vino antes de la medianoche, al pensamiento de caracol, a las canciones del Prìncipe, a ver la lluvia con las manos quietas, a reflexionar sobre los devenires que la atraviesan, a sentir sin culpa a su cuerpo sin órganos y a releer una línea al azar, de un libro al azar, antes de cerrar los ojos
"Se carece de oídos para escuchar aquello a lo cual no se tiene acceso desde la vivencia.” G.Deleuze
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