domingo, 9 de enero de 2011

cosas


El entendimiento de cierta Otredad se agita como algo divino a la vez que parte lo último que quedaba en pie. Un golpe y el amor pasa a ser el verdugo de cada minuto de silencio.
Las hormigas hacen hileras largas y el tipo de la radio anuncia tormenta. Estamos a salvo bajo un techo firme.
EL eterno fantasma vuelve cada noche y choca con esa materia hambrienta de las mañanas, sin sentido: ¿qué tiene sentido, después de todo? : el amor, dirá el poeta, y se esconderá bajo las sábanas. (coincido) El mismo amor que un día nos toma del cuello y nos marca la responsabilidad más rancia. Ese amor que se vuelve miseria si es pura abstracción. Amor que se balancea en un pasacalles cursi y palpable. Amor perseguido que busca exilio o se ensucia en el lodo de lo cotidiano y se desenvuelve como una forma más de comprometerse con la idea de envejecer sin miedo.
Hay unas medias sucias sobre una cama limpia. Alguien no durmió aquí anoche y la ventana que da a la ruta está trabada. Entendés lo que es amar y te alcanza. "Unos pocos miedos sensatos" revolotean la escena.
La casita del àrbol es un sueño recurrente pero sos una mujer y no hay nadie ahí arriba. Te hacés un guiño. Sabés que la mañana incisiva volverá a pesar de todo, incluso del amor. Que siga siendo noche, querido. Depende de nosotros, que también estamos a salvo

JP

“El amor por una persona determinada, aun siendo tan desgarrador, no suele ser sino un hermoso accidente pasajero, menos real en cierto sentido que las predisposiciones y opciones que lo preceden y que sobrevivirán a él”.
Marguerite Yourcenar

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